martes, 4 de noviembre de 2008

¿La escuela debe adaptarse a los cambios sociales que introducen la tecnología en la vida diaria?

La tecnología forma parte de nuestra vida. Es común escuchar comentarios de familiares o amigos que de una u otra manera utilizan la tecnología en sus tareas diarias. Desde el microondas, el celular, el MP3, el televisor, y la lista aumentaría…
¿Qué debe hacer la escuela?¿Dejar de lado la presencia de las TIC en la sociedad?¿esperar que la tecnología por sí misma logre amoldarse a la enseñanza?¿o está en nosotros comenzar el cambio?
Cada vez es mayor la presencia de la educación informal en nuestra sociedad. Esto no es ninguna novedad. En nuestro país, cada vez más personas tienen la posibilidad de conectarse a Internet, por ejemplo, y poder obtener una inimaginable cantidad de información sobre un tema en particular. Pero si de información hablamos, también la adquirimos a través de la radio, la televisión o en el contacto diario con vecinos y/o compañeros de trabajo. Y cada uno colabora en aumentar ese capital cultural que llevamos a cuesta y que nos posiciona frente a distintos grupos sociales.
Con el avance de los medios de comunicación muchas instituciones educativas a nivel mundial han visto con buenos ojos la posibilidad de llegar a muchas personas, estén o no cerca de los mismos, en el mismo país o en otros continentes. Y en los medios está la posibilidad de difundir sus materiales entre las personas.
Es interesante ver cómo han aumentado los portales educativos en Latinoamérica. También es interesante ver la lista en aumento de blogs escolares. Y la participación de los alumnos en la elaboración de la Wiki, esa gran enciclopedia mundial, también es un ejemplo de cómo la sociedad está incorporando la tecnología.
Otra realidad: ¿no es común cuando conversamos con niños o adolescentes, que estos saben más sobre temas que suceden en otros contextos, muchas veces lejanos al sujeto y que nos deja de boca abierta con la facilidad con la que nos cuentan? Es que los niños y jóvenes cada vez más saben e incorporan información que circula fuera de los centros educativos.
¿La escuela debe hacer oído sordo a esta situación? No, claro que no. Deberá buscar la manera de integrar ese bagaje cultural que lleva consigo el niño para integrarlos a la currícula escolar de manera significativa.
La escuela del futuro deberá ser transparente, en el sentido de ser verdadera, que acompañe los cambios que se están llevando a nivel mundial. La calidad de los servicios deberá ser un elemento que hará la diferencia. Hoy, son pocas las escuelas que están publicando a través de la web sus trabajos en nuestro país. Pero me animo a decir que, las instituciones que se animen a apostar por el cambio, serán las que mejor de beneficiarán en un futuro. El hacerse conocer, mediante los trabajos que la institución lleva adelante con sus alumnos, es una vidriera muy interesante y atrapante para muchos padres. No quiero que me mal interpreten, no trato de formar una escuela-empresa, sino que digo que una estrategia que da muy buenos resultados es el poder publicar los trabajos que los niños realizan en las instituciones. Ello ayuda a elevar la autoestima de todos: niños, docentes, padres, etc.
Además, creo que el hecho de que las primeras escuelas se animen a compartir sus experiencias creará un ambiente propicio para que otras que aún no lo han hecho, se animen a publicar sus trabajos.
Y cuando eso suceda, el colectivo estudiantil, docente y de padres, crecerá a nivel de adquisición de conocimientos…
Es cierto, se necesitarán nuevos conocimientos y competencias, tanto en docentes como en los alumnos. Pero recordemos que el mundo de hoy exige una formación continua…y la alfabetización digital será básica en todos los ciudadanos que habitan en este planeta.
El Dr. Pere Marques menciona: “Por otra parte, determinadas capacidades y competencias adquieren un papel relevante: la búsqueda y selección de información, el análisis crítico (considerando perspectivas científicas, humanistas, éticas...) y la resolución de problemas, la elaboración personal de conocimientos funcionales, la argumentación de las propias opiniones y la negociación de significados, el equilibrio afectivo y el talante constructivo (no pesimista), el trabajo en equipo, los idiomas, la capacidad de autoaprendizaje y adaptación al cambio, la actitud creativa e innovadora, la iniciativa y la perseverancia…”
En este marco, la escuela deberá realizar una labor compensatoria frente a la brecha digital para lograr esa necesaria alfabetización digital, que facilitará el acceso al mundo actual de todos los ciudadanos.

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