lunes, 15 de septiembre de 2008

Las tecnologías como instrumentos culturales

Los discursos sobre las tecnologías se han realizado desde distintas perspectivas técnicas, instrumentales y las catastróficas.
Las primeras se han centrado en presenta las bondades tecnológicas que las TIC tienen para presentar información y ofrecerla a través de diferentes sistemas simbólicos y códigos, haciéndonos los actos comunicativos y formativos más cómodos, atractivos y motivadores; mientras que las segundas se han dirigido a presentar las manipulaciones y colonizaciones culturales a que nos someten. En contrapartida, la propuesta que se nos abre es la de que percibamos las tecnologías no como instrumentos técnicos, sino como instrumentos culturales, de la mente y formativos.
Y me parece que es precisamente desde esta perspectiva desde la que tenemos que redituar el debate sobre las TIC, y desde la cual llegaremos a comprender su funcionamiento en la sociedad del conocimiento y el aprendizaje.
Todos sabemos la influencia que están realizando las TIC en todos los sectores de la sociedad, desde el económico al cultural, desde lo político al formativo, abriendo nuevas formas de interaccionar entre las personas, nuevos mercados para el consumo, nuevas estrategias de formación, y nuevas formas de ocio y diversión.
Tal vez las tecnologías no son por sí mismas determinantes de la historia y la evolución social, sino que más bien hay una relación de interdependencia entre la tecnología y la sociedad, de forma que las tecnologías , para que nazcan , necesitan de un contexto social específico, y al mismo tiempo con su presencia configuran nuevos modelos y escenarios sociales, culturales y económicos, en consecuencia, las tecnologías no son ni autónomas ni independientes respecto a las fuerzas y factores sociales que las han creado, y al mismo tiempo llegan a configurar nuevas formas de relación.
A diferencia de las TIC que podríamos considerar como tradicionales: televisión, cine, prensa, radio…, las de última generación, principalmente las telemáticas, nos permiten por su características de digitalización, interactividad y conectividad, la creaci´n de nuevas modalidades comunicativas y nuevos entornos para el intercambio de información, como no había ocurrido con las anteriores, lo que facilita, con algunos matices que posteriormente comentaré, que las personas nos convirtamos en actores directos en esos nuevos escenarios mediáticos de la comunicación.
Las TIC desde este punto de vista posibilitan la creación de un pensamiento colectivo como resultado de la suma de los pensamientos e intervenciones individuales de los participantes, siendo la tecnología más que un canal de distribución de información, un canal de conexiones entre mentes situadas en espacios y tiempos diferentes, y en culturas diversas.
La idea es atractiva, y nos sugiere la creación de una cultura amplificada como resultado de la interacción y participación de las personas. Cultura que respondería a los valores y creencias de los que allí participan, que no estaría limitada por la cercania temporal y física de los actores.
En cierta manera el planteo podría entenderse como un globalización cultural mediática.
Estar conectado no significa participar en la construcción social del conocimiento, y en ninguna medida desarrollar, o tener que desarrollar, pautas y propuestas para la acción. La cultura se verá transformada por el proyecto social en el cual se insertan las tecnologías.
Ahora también las TIC favorecen y permiten la globalización, también consienten la segmentación de las audiencias y la creación de colectividades específicas, en función de sus intereses y necesidades, que restringen las entradas y limitan el número de personas que en ellas participan.
Quiero denominar cuatro mitos que muchas veces se les concede a las TIC y que deben ser claramente matizados para comprender el alcance de sus influencias: uno el de la abundancia, dos el de la transparencia, tres el de la equidad y cuatro el de la velocidad.
La primera, no toda la información tiene una distribución libre, y la calidad sea de difícil acceso a los consumidores.
En la segunda, en cada exposición a través de la red, hay una carga de valores y creencias y se debe formar a los consumidores en la interpretación de los mensajes.
El tercero, sobre la equidad, en realidad existen colectivos que están fuera y no todos tienen acceso a esa información y los servicios que en ella se generan, convirtiéndose estas mismas en un nuevo elemento de separción y de fractura social.
Por último, la velocidad de desarrollo y de implantación de las TIC, no es la misma en todas las partes del planeta ni en todos los colectivos humanos sirviendo la misma tecnología para crear y potenciar una de las cosas que ella misma quiere impedir, las bolsas de marginalidad.

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